(Verso 1) El amor, un bálsamo, calmo la ansiedad, pero su vida hecha, una cruda realidad. Me
aferré con fuerza, queriendo forzar, un amor imposible, que no iba a encajar. Como zapatos
nuevos, que aprietan sin piedad, intenté cambiarla, una vana ansiedad.
(Verso 2) Su vida ya trazada, un camino distinto, y yo queriendo imponer, mi propio laberinto.
La ilusión me cegó, no quise ver la verdad, que su corazón, a otro lugar quería llegar. Me aferré
a un sueño, que nunca floreció, y en el intento, mi alma se quebró.
(Verso 3) Entendí al final, que el amor no se exige, que forzar el destino, solo aflige. Aprendí a
soltar, a dejarla volar, aunque el dolor me invada, y me haga llorar. A veces, lo que amamos,
debemos dejar ir, y aceptar que el amor, no siempre es un vivir.